"Es muy triste que sea hijo único”
- aymamucha
- 5 may
- 1 Min. de lectura
Mamucha Anónima.
"Es muy triste que no tenga un hermano”. Esa fue la sentencia con la que mi suegra inició una conversación que, sin duda, ya llevaba tiempo en su cabeza.
La afirmación me atravesó como esquirlas invisibles que, a pesar de su leve tamaño, logran rasgar el alma.
¿Cómo responder ante un juicio como ese, cuando se sabe que no hay maldad detrás, pero aún se siente el peso de la palabra, esa que escarba en los rincones más delicados?
Tal vez debería haberle contestado algo como: “Muy triste es, en realidad, la calificación que hacés, pues en lugar de ver la hermosa infancia que vive tu nieto, rodeado de amor, de una tribu que lo cuida y lo hace crecer felizmente, decidís lamentar lo que no fue.”
Pero no. Lo que sí brotaba era la necesidad de justificarme: los embarazos que no prosperaron, la escasez de dinero para delegar tareas domésticas, la edad que ya pesa sobre mis hombros, que el hijo único es un estigma...
Y entonces me pregunto, ¿por qué tenemos que seguir cargando con las expectativas ajenas? ¿Por qué la maternidad sigue siendo vista como un hito a cumplir, olvidando que, cuando es deseado, es el producto de una decisión consciente de traer al mundo a otro ser humano, cuándo y cómo se elija?
Al final, como tantas veces, las preguntas se quedan flotando, sin respuesta, mientras el eco de la sentencia sigue resonando y yo busco una pinza para sacar las esquirlas que aún siguen en mi espíritu.
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